Para recordarle recupero uno de sus microrelatos que no me canso de leer.
Para sí ya quisieran muchos guionistas haber imaginado una escena tan potente narrada con esta voz tan precisa y sencilla.
Todo un arte esto de los microcuento. Y pocos creadores como Peter para dominarlo…
“Soledad”, Pedro de Miguel. (Micro-relato)
Le fui a quitar el hilo rojo que tenía sobre el hombro, como una culebrita. Sonrió y puso la mano para recogerlo de la mía. Muchas gracias, me dijo, muy amable, de dónde es usted. Y comenzamos una conversación entretenida, llena de vericuetos y anécdotas exóticas, porque los dos habíamos viajado y sufrido mucho. Me despedí al rato, prometiendo saludarle la próxima vez que le viera, y si se terciaba tomarnos un café mientras continuábamos charlando.
No sé qué me movió a volver la cabeza, tan sólo unos pasos más allá. Se estaba colocando de nuevo, cuidadosamente, el hilo rojo sobre el hombro, sin duda para intentar capturar otra víctima que llenara durante unos minutos el amplio pozo de su soledad.
agosto 28, 2014 a las 8:41 pm
Aquel día estaba en Nápoles. Al llegar al hotel conecté el móvil (que, por supuesto, no llevaba encima) y vi un mensaje de Regi que me comunicaba la noticia. Y yo que tú, y yo que tú, y va y se muere.
Hoy es otro día parecido a aquél. Lo único bueno es que tenemos más amigos por allí, así que nos cuidarán mejor.
agosto 29, 2014 a las 1:28 am
Así es David…. Así es. Como en los exámenes seguro que se portarán y nos chivarán las respuestas del examen final 😉